Con el correr de los días, estos seres nos consumen progresivamente al punto de sentir cada vez menos energía para realizar nuestras actividades. Se dice que varias enfermedades del organismo aparecen a raíz de estos indeseables visitantes.
Las larvas energéticas se alojan en elementos tanto físicos como esotéricos y astrales. En lo que respecta a los seres humanos, se ubican tanto en la cabeza como la zona dorsal, los lumbares y el útero, entre otros.
Una vez que estos parásitos ingresan en nuestro plano físico y mental, es posible detectarlos con algunos síntomas. Lo primero que ocurre es que producen antojos de alimentos poco saludables como dulces, comida rápida, tabaco, café y muchas cantidades de azúcar.
Las larvas también se manifiestan a través de dolores corporales en la zona de la espalda y producen un cansancio excesivo con dificultad para conciliar el sueño, entre otros. —